miércoles, 27 de enero de 2016

MI DIARIO. Meditación #5

 Vemos y vivimos la vida según la percibimos y definimos. 
Le daremos importancia a unas cosas y a otras no bajo esa manera de verla y nuestro destino estará casi que determinado por ello. 

Si yo creyera que la vida es una prueba, entonces, viviré siendo evaluada, juzgada, sometida a dichas "pruebas". 

Si yo creyera que la vida es una lucha, entonces viviré peleando para lograr cualquier objetivo que me proponga. 

Si yo creyera que la vida es dura y muy difícil antes de empezar a vivirla ya estaré cansada.  

Si creyera que la vida es solo supervivencia viviré compitiendo, paranoica frente a mi entorno, desconfiando de cualquiera que se acerque. Perseguiría el "exito" , la "riqueza" y el "poder" desmesuradamente sin importar a quien me lleve por delante, pues lo importante según esta visión sería sobrevivir. ¿Les parece conocida esta visión?

Comprendamos que la visión y definición que tengamos de la vida es determinante para nosotros. 
¿Cuál es tu visión de la vida? 
 
La vida para mi es una gran oportunidad.

Es la oportunidad de experimentar, errando y rectificando, conociendo a través de la observación y auto-observación. 
Es la oportunidad de avanzar, de evolucionar, de hacerme mucho más consciente. Para mi este es un tiempo muy valioso para aprender y reconocerme. 

En este mundo terrenal no he declarado una guerra, sin embargo, vivo en batallas, y casi todas las he perdido... 
Lo más seguro es que no vea el "éxito"  del mundo ni alcance todos sus objetivos, pero comprendo que todas mis supuestas perdidas acaban con la prepotencia, la arrogancia, el egoísmo y la intolerancia que en mi se han depositado. 

¡BENDITAS SEAN TODAS LAS BATALLAS PERDIDAS!

El fracaso, las perdidas y las frustraciones son vecinas de lo conveniente. Y si no lo ves, date la vuelta, mira al pasado y regresa con tus propias conclusiones. 

Que vivan las circunstancias y personas que llegan a mi vida para aparentemente invalidarme porque justamente ellas me han hecho grande. 
Me han aportado aprendizajes incalculables, cómo no agradecerlo, cómo no entender que realmente son mi oportunidad. 


Es tan fácil ver en la naturaleza reflejado nuestro propósito, nos complicamos tanto, le damos tantas vueltas y es tan sencillo...
La naturaleza nos da, nos brinda, nos conmueve, nos alimenta, nos da todos los recursos.

¿Qué más vamos a esperar para hacer lo que nuestra naturaleza interna nos pide, a veces hasta gritando? 

Quizá te preguntes : ¿y cómo logro saber lo que mi naturaleza interna me pide? 

Si gustas y te parece bien has silencio por unos pocos minutos y escucha todo el ruido y desorden que hay en tu mente, calla y obsérvate, dedícale unos minutos de tu día a vivir despierto, atento, consciente. Que cada sensación, sentimiento, acción y pensamiento sean vividos plenamente. 

Si prefieres, quédate descalzo y que tus pies pisen la tierra, entra en contacto con ella. Te ayudará a aterrizar cualquier idea o "problema". 

Abraza un árbol con ternura, respira por dos minutos de manera consciente y profunda, su alma te devolverá el contacto íntimo con la tuya. 
     
Aprender a observarte, a vincularte contigo mismo, alinearte con lo superior que en ti y en otros habita, reconocerte y reconocer es fundamental para avanzar y comprender el propósito de tu vida. 

Que cada pensamiento, movimiento, sentimiento que mi Ser tiene sean expresados libremente para mi crecimiento y el de otros. 

¿Cómo no rendirme ante el propósito que se me muestra cada día? 
Es entonces cuando comprendo que:
"EL PLAN DIVINO DE MI VIDA SE ESTÁ MANIFESTANDO AHORA".


No hay comentarios.:

Publicar un comentario