Aprendimos con nuestros padres que el amor se condiciona, que para recibirlo debíamos someternos a cada una de sus exigencias e incluso sus creencias y percepciones acerca del mundo, mientras más nos ajustabamos a esto, más aceptados y queridos nos sentíamos.
Entendamos que ese amor estaba forjando, moldeando y adaptando a otro a una sociedad, a una cultura en particular. Un "amor" que por cierto era muy desigual, pues nosotros más que amarles, le necesitabamos. Aprender a diferenciar ese amor inicial al amor que luego sentimos cuando nos hacemos adultos o maduros es importante para nuestro crecimiento o desarrollo personal.
El amor maduro y adulto no será develado como Amor mientras esté basado en la demanda, la exigencia y el condicionamiento tuyo o del otro.
No conocerás el verdadero amor si pretendes someterle, exigirle o condicionarle. No confundas tus apegos, carencias o deseos con el amor.
Cuando "amas" desde la carencia o la necesidad, te haces exigente y demandante.
Cuando "amas" desde el deseo pretendes poseer. Buscas adueñarte y sin darte cuenta oprimes y asfixias al otro.
Cuando "amas" desde el apego no creces ni dejas crecer al otro. Amar desde el apego nos hace infantiles, desvalidos, temerosos y sufridos.
No queremos o tememos amar desde la plenitud y la libertad del Ser, porque es un duro camino de autoconocimiento, autovaloración y autorealización.
Amar, es de seres empoderados por sus propios recursos internos.
Amar, es de seres valientes, comprometidos en el mejoramiento de sí mismos.
Amar es de seres que promueven su propio vuelo y el de otros.
¡Amar, es de seres libres!
Texto muito verdadeiro. Parabéns!
ResponderBorrarGracias Renata Castro :)
Borrar