He visto niños hindúes, musulmanes y cristianos compartiendo en la misma mesa y jugando en un mismo espacio. Me dejan extasiada y desde ese día no paro de reflexionar.
Incrementar nuestra tolerancia mejoraría radicalmente la convivencia.
Cuando somos intolerantes sembramos odio a borbotones. Nos convertimos en metralletas de juicios y agresiones.
La intolerancia nos lleva a una radicalización que enturbia nuestra relaciones.
Cuando somos intolerantes presumimos de ser superiores.
Ser tolerante no significa que te dejas humillar o que te colocas bajo el dominio de otros. Ser tolerante te da el toque que te hace resaltar por tu educación y humildad.
Cuando toleras a tu hermano aunque no piense como tú, desaparecen barreras personales, sociales, religiosas, políticas, culturales e ideológicas.
Nos hace intolerantes esas creencias que nuestras familia y sociedad nos han de inculcar.
Aquellos que nos educan y socializan tienen una gran responsabilidad. Familia , instituciones educativas, gobierno, comunidad, iglesia y medios de comunicación en general.
Tolerar más que esclavizarte te hace amo de tus convicciones y sobre todo de tu libertad.
A esta altura en la que socialmente nos encontramos, lo único que no deberíamos tolerar es la intolerancia. A los intolerantes no se les da lo que ellos dan, pero tampoco podemos arodillarnos para que nos humillen más. ¿Cómo tolerar que algunas sociedades sigan condenando a personas por su género, raza, creencia religiosa, ideología política o inclinación sexual?
Ser intolerante muestra ceguera mental. Es una incapacidad de percibir una parte más de la realidad.
La tiranía genera sociedades muy intolerantes.
El intolerante es muy inflexible y no sabe razonar cuando le tocan la creencia que lo pone a tambalear.
La intolerancia tiene un hijo único y muy consentido que se llama fanatismo. Ellos son suficientes para radicalizar nuestro mundo y hundirlo cada vez más.
Practicar la tolerancia nos dota de una flexibilidad que nos ayudará a sobrellevar los tiempos más difíciles.
Tolerar nos hará muy buenos oyentes y excelentes comunicadores.
Tolerar nos hará manejar mejor nuestras relaciones.
Tolerar nos hará buenos ejemplos para las futuras generaciones.
Tolerar no es ser indiferente, tolerar te da la comprensión y la voluntad de que conviviendo en un mismo espacio lo más sabio es saber incluirnos con las mismos derechos y responsabilidades.
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