Me detengo a observarme y a observar el entorno, entonces se abre mi percepción para comprender que somos “puro poder”. Definitivamente desvirtuamos el camino de este mágico don, estamos llenos de una gran fuerza que sin duda rebasa toda razón y sin saber conducirla esa energía nos aniquila hoy.
El hombre por su naturaleza busca desarrollar sus capacidades para mejorar cada día sus condiciones de vida, en este camino ha descubierto “su poder”. El poder da una fuerza interna de doble filo. Todos tenemos la oportunidad de probar la magnífica sensación que él nos confiere en pequeña, mediana o gran escala, así que en algún momento llegará a nuestras manos para manejarlo a nuestro juicio, criterio o antojo.
Empezamos a probar el poder desde muy chicos, aprendemos a interpretar nuestro ambiente y a las personas que en él se encuentran, así poco a poco entre sonrisas y llantos comenzamos a experimentarlo. En la medida que vamos creciendo comprendemos más y más el asunto del “poder”, veremos entonces a nuestros padres ejerciéndolo una y otra vez. Aprendemos a usar el poder desde nuestros primeros años para muy rápidamente usarlo con hermanos, familiares, amigos, etc.
Cada capacidad que vamos desarrollando, nos va dando un poco de ese exquisito manjar que llamamos “poder”. Así, que cuando destacamos en una actividad artística, intelectual, social, científica, deportiva, etc. vamos sintiendo su agradable sabor. En el fondo, todo hombre busca encontrar su lugar para ejercerlo, claro está, que algunos tienen una mayor necesidad de saciarse, quizás por ello, es que luchan y luchan por alcanzarlo sin importar lo que se lleven por delante.
El poder no es ni “bueno” ni “malo” simplemente es y existe en nuestro mundo, el problema radica en lo que hacemos y de lo que somos capaces de construir o destruir con él. Cuán importante puede ser ahora que nos detengamos a reflexionar qué hacemos nosotros con nuestro poder, qué tan fácil es manejarlo con justicia y equidad. ¡Sí! No importa que tan pequeño sea tu poder, simplemente es poder y es requeriente que revises conscientemente qué haces con él. ¿Te comportas inclemente, rígido o avaro?, ¿acaso eres un pequeño tirano que al sentirte dueño de ese poco poder te impones ante quienes tienes a tu cargo? ¿Cómo eres como padre, hermano, amigo, esposo, jefe, maestro, político, líder, juez o profesional? ¿Sólo hablas e impones? o ¿también sabes escuchar y seguir sugerencias? ¿Serás de esos que se olvidan de interpretar las necesidades comunes y solo piensa en sí mismo?
Aún recuerdo un ejercicio que realice en un taller donde el facilitador nos colocaba en parejas (A y B) así que, A tenía media hora de poder sobre B y viceversa. Tenían que haber visto las cosas tan insólitas e incluso absurdas que podemos hacer con sólo 30 minutos de poder. Muy pocos fueron conscientes de conducirlo para beneficio mutuo. Algunos lo usaban para ridiculizar públicamente a su compañero, otros para obtener un beneficio personal que no compartían, otros para enviar a su compañero a molestar e invadir el espacio de otro sólo para verlos enfrentarse (esto realmente es patológico). Lo inverosímil era cuando le tocaba el turno a B que en vez de sensibilizarse ante lo vivido preparaba su venganza para el que lo había dominado en este tiempo. ¡Amigos y sólo era un juego!
Evitemos juzgar tan duro a otros sin antes revisar lo que hacemos con el poder en nuestro pequeño mundo (familia, trabajo, comunidad, etc.). Definitivamente necesitamos reeducarnos para conducirlo, es muy fácil decir que otros se están equivocando cuando en nuestro pequeño mundo somos grandes tiranos. ¿Cuándo creen que podremos revertir la corrupción y la violencia que viven nuestros países si los que entran para suplantar a otros son iguales o peores? Es momento de usar el poder para persuadirnos y entrenarnos en lo que hemos llamado conciencia individual y social. Reconocerte a ti en el otro.
Quisiera ahora entrar en tu mundo y mostrarte EL PODER que tienes para modificarlo. Y aún más quisiera tocar la fibra de quienes ejercen la justicia o proclaman leyes, esos que tienen en sus manos el poder económico, político y social. Hemos confiado demasiado en ustedes, somos nosotros quienes los hemos llevado y mantenido allí donde están. No quiero juzgarlos sólo quiero que reflexionen sobre sí mismos y reconduzcan la forma como han venido manejando el poder. Somos carne y sangre de un mismo origen y nada perdemos si todos ganamos. Les recuerdo que hoy pueden ser A pero mañana serán B, así que lo mejor para nuestro gran mundo es que todos aprendamos a reconocernos en el otro. Tú y Yo somos un nosotros. Tú y Yo somos uno solo.
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