martes, 3 de junio de 2014

Lo que oculta la adulación.

Adular es la acción compulsiva y desmesurada de "alabar," halagar"o "atender" a otro. Y esto se hace con fines interesados. 

No necesitamos adulación, lo que si es indispensable es la valoración. El que necesite adulación no tiene autovaloración. Aquel que se mida por la cantidad de aduladores que tiene a su paso es un desdichado y pobre señor.

Adulamos cuando somos incapaces de ver el valor o cuando el adulado no tiene mérito ni honor. Los seres más desdichados reciben afecto a través de la adulación. Los seres más miserables se dedican  a la adulación. Si hay pobreza interna en aquellos que necesitan ser adulados, no me puedo imaginar lo miserable que es la vida del que se dedica a adular.

Quien te adula lo que busca es encadenarte, ellos hacen lo que hacen para luego sentirse "dueños" o "merecedores" de favores. 
El que adula suele ser compulsivo expresando una atención o afecto desmesurado y si ello no te agobía entonces te gusta ser adulado. Quien adula pasa de ser servicial a ser servil. 

El adulado equivocadamente cree que tiene poder, el muy tonto piensa que de verdad otros lo han de querer. Quien se ama no disfruta nunca de ser adulado. Quien se ama jamás se sentirá a gusto con el halago excesivo o con la adulación. Quien se ama reconoce el amor y evita la adulación. 

Cuando se valora o ama no es necesario halagar o atender compulsivamente. Pero quien adula necesita hacerlo porque realmente no se lo cree y está casi convencido que si sigue insistiendo vence. Pero él solo vencerá si el adulado está en déficit y también necesita de esa repetición exagerada de halagos y atención porque justamente no se siente merecedor de auténtico amor. 

El afecto que muestra quien adula no es auténtico porque el verdadero afecto se da para dejar ser en plena libertad y elección. Esa necesidad imperiosa y acción repetitiva de querer agradar escudándose en un supuesto "afecto", desaparece si recibe los beneficios o favores esperados y es cuando muestra su verdadera naturaleza. 

Los aduladores se parecen a los amigos como los lobos a los perros."
George Chapman (1559-1634) Poeta, dramaturgo y traductor inglés.
"La adulación es una moneda falsa que tiene curso gracias sólo a nuestra vanidad."
François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.

"Uno puede defenderse de los ataques; contra el elogio se está indefenso."
Sigmund Freud (1856-1939) Médico austriaco.

"Hombre fácil a la adulación es hombre indefenso."
Arturo Graf (1848-1913) Escritor y poeta italiano.

2 comentarios:

  1. Me considero una persona que sabe admirar, lo descubrí hace tiempo. Me dí cuenta del valor de la admiración en contraposición a la envidia.
    La envidia limita al que envidia ya que él cree que lo que ve en el otro, nunca va a poder ser suyo. Y lo odia.
    Pero la admiración es un sentimiento más amistoso y sincero, involucra una cierta autocrítica. Es común escuchar a personas que admiran decir: "me gustaría ser como vos"
    Entonces hoy en día veo a la admiración como un camino muy valido y sano, es más, creo que es el camino hacia la superación de las personas.
    Todos admiramos a alguien, valoramos determinadas virtudes y valores. De hecho así construimos nuestra personalidad: siguiendo algunos ejemplos.
    Entonces: ¿Esta mal decirle a esa persona que valoramos lo que pensamos de ella?
    Creo, Ana, que la dinamica de la adulación que planteas es cierta y existe. Pero es un tanto radical creer que toda valoración o admiración del otro, es una "adulación".
    ¿Qué pensas?

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    1. Una cosa es la admiración y la valoración y otra muy diferente la adulación. Y ambas poseen fines diferentes también. A mi parecer está claro en la reflexión.

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