jueves, 25 de febrero de 2016

MI DIARIO. Meditación #11



Hay una necesidad que surge desde mi interior, de alguna manera siento que me urge saciarla, es hambre y sed  de crecimiento. 

No puedo responder el por qué se produce, ya en este punto en el que me encuentro crecer interiormente es tan prioritario como comer, beber y respirar. Tan sagrado y placentero como el sexo que en manos propias o ajenas me lleva, me impulsa, me eleva...

Procuro crecer en cada respiración consciente y eso mientras viva no se detiene. 

Tengo sed de crecer, cada experiencia, cada aprendizaje por doloroso que sea es un sorbo de agua pura y fresca. 

Tengo hambre de crecer, por eso es que cada encuentro casual, formal, de corto o largo tiempo me entrego completamente sin miedo porque estoy segura que no tengo nada que perder, pero tampoco con la intención de ganar, destacar o conquistar,  lo que realmente busco es saciar.  

Tengo tantas ganas de crecer, que seduzco al momento presente para entregarme en cuerpo y alma a él. 

Crecer interiormente es alinearme con algo que en mi surge natural y hasta instintivo. Cuando NO me alineo con ello me enfermo, me deprimo, es como estar en inanición, muy sedienta, casi asfixiada y castrada. 
 
Cuando no busco conscientemente crecer, mi ser se encuentra prisionero, el crecimiento interior genera una libertad sin igual y en cada paso que adelanto se respira un aroma esencial. 

No busco crecer interiormente por temor al "castigo divino" o "al infierno."
Tampoco busco crecer para obtener un lugar privilegiado en el "cielo."
No me mueven las doctrinas ni las creencias religiosas. 

Me mueve mi naturaleza interna y ella como todo en este plano persigue con vehemencia su propósito. Y es que ya no es un acto de voluntad, ya en este punto es necesidad... 

¡VIVO PARA CRECER INTERIORMENTE!


 


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