martes, 5 de enero de 2016

CUANDO COMPLACER ES EL PLACER. (Una trampa neurótica)

He estado viviendo hasta hace poco una fantasía neurótica donde juraba que mi mayor placer era complacer. 

Creía profundamente que yo podía generar el placer del otro, aquello me daba "gozo." Eso sin duda alguna me hacía sentir como una "diosa" si lo "lograba", pero no siempre era así, también podría no lograrlo y caía en el otro extremo, sintiéndome  fracasada, incapaz e inútil. (OTRA TRAMPA NEURÓTICA) 

 ¿Se puede ser tonta hasta el extremo de publicarlo? 

Pues si, y no es que me quiera regodear de semejante tontería, pero si quiero reflexionar algo con quien me lea en este día.  

Sentirte responsable del placer ajeno, llámese bienestar, seguridad, felicidad e incluso la salud de otros, es desquiciante para cualquiera. 

Sabemos muy bien que la realidad es que estamos rodeados de "insatisfechos" y posiblemente hasta encabecemos la lista. Así que la tarea de complacer, sin duda, es interminable y fulminante para la estima y valoración de quién la lleva a cuesta.  

No estamos diseñados para complacer a otros, no es lo natural, sin embargo, desde que nacemos hacia eso nos encaminan. Mantener "contentos" a otros, que se sientan "satisfechos" con cada cosa que decimos, sentimos o hacemos. 

Así nos vamos perdiendo a nosotros mismos, buscando afuera lo que solo se encuentra adentro.  

Así empezamos a culparnos y a culpar. Perdemos la mayor conexión, esa que está perfectamente vinculada con nuestro YO CREADOR. 

Y buscando complacer a otros nos desviamos de nuestra principal tarea: CREARNOS A NOSOTROS MISMOS. 

Dejamos que lo que está afuera se imponga sobre nuestra esencia. Nos perdemos, y entonces nos convertimos en títeres tristes e infelices. 

Complacer a otros es tarea no solo agobiante, es imposible. Por lo tanto, tu insatisfacción podría llegar a  altos  límites.  

No niego que de vez en cuando esa ilusión se vive (la de generar el placer en otros), pero bien lo digo, es solo una fantasía, que solo la vives si el otro sabe generarse por si solo su propio placer, bienestar, felicidad, etc. 
Así que ahí se rompe la creencia de que eres tú quien genera ese placer. 

No les pasa a veces que ustedes no quieren agradar y agradan. O al contrario que buscan complacer al otro y se desviven y el otro ni se inmuta ni transpira ni se motiva. 

Sacar esa fantasía ha sido un alivio para mi vida. No tengo ningún interés hoy en complacer a absolutamente a nadie ( padres, familiares, hijos, pareja, amigos, conocidos, quien sea) su satisfacción y placer no es ahora mi problema.

 Ya tengo trabajo con generar el mío y eso es más que suficiente para mantener relaciones sanas y profundas con quienes amo y me aman. 

No quiero que a quienes amo y aprecio se sientan tampoco responsables o incluso generadores de mi placer. Les quito ese peso de encima, ellos también tienen suficiente que trabajar en  su propio bienestar.   

Nacimos para compartirnos esencialmente , sin exigencias sobrenaturales, sin tantas expectativas desbordadas. 

Y no es que ya no disfrute de la alegría de otro o no me toque una fibra parte de su dolor, lo que si entiendo es que nada de eso lo produzco yo. 
 
No soy el origen ni de su dicha ni de su dolor. 


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