martes, 20 de mayo de 2014

La Infidelidad.

La tan temida infidelidad y tan común en nuestros días. A todos les pasa menos a ti... tema típico de chistes, pero, a cuántos hace llorar y hasta matar. 

Avanzar en el ciclo de escritos sobre la vida de pareja y no detenerme justo en este tópico me haría sentir cobarde ante el hecho de no mostrar mi visión profesional y personal sobre un tema que considero controversial pero muy temido. Observo que generalmente en nuestra cultura quienes se atreven a gritarlo son sacerdotes, pastores de iglesias y muchos otros hombres y mujeres religiosos. Tema bien vinculado al “pecado” y  a la “tentación” de sucumbir ante él. Es fácil condenar cuando se trata de otros, hacer juicios y tirar piedras a quienes quedan completamente al descubierto. Pero ¿Quién de ellos se ha de detener para verlo más allá de una visión “religiosa”y “condenante”?

Existen otros que se lanzan al otro extremo, radicales como los primeros pero dando rienda suelta a sus instintos sin control, muchos de estos son autores intelectuales y ejecutores del desenfreno cultural y social vinculado al tema de la infidelidad, me refiero a los llamados “liberales”, quienes se autodenominan libres de hacer lo que quieran dejándose llevar por sus deseos. Pero, ¿Quién de ellos se pondrá en los zapatos de quienes sufren producto de ésta acción de supuesta “libertad”? La definición de infidelidad en el contexto de la vida de pareja es una violación del pacto de exclusividad que realizan ambos miembros de forma explícita o implícita. El respeto por mantener a salvo y seguro ese acuerdo compartido, no mentir, ni ocultar y sobre todo tener relaciones sexuales solo con la pareja que ya se ha elegido. Estas son algunas de las cosas que se esperan con la fidelidad mutua.

Los científicos e investigadores de la conducta humana se han estado ocupando del tema y nos han dado cifras de la infidelidad masculina y femenina, nos han explicado el comportamiento infiel en uno y otro, buscando razones biológicas, psicológicas y muy particulares en cada pareja y miembro que la conforma. En mi artículo mencionaré algunas de las causas y haré algunas reflexiones acerca de la infidelidad. Recordemos que un artículo anterior les mostraba que en la etapa de divergencia solía ocurrir dicha situación en uno o ambos cónyuges, y ya que las estadísticas son cada vez más altas abordar el tema es imprescindible. Se dice que el 60 % de los hombres son infieles y que entre un 40% y 50% las mujeres. Sacerdotes, psicólogos y confidentes en general sabemos que estas cifras son verdaderamente bajas con respecto a la realidad. Y también es bien conocido que la infidelidad femenina le llega muy de cerca a las elevadas cifras de la infidelidad masculina. 

Algunas de las posibles razones que te harían más propenso a ser infiel están asociadas a rasgos de personalidad  y  a circunstancias durante la vida de pareja, veamos :

1.- Cuando el código de ética personal de alguien no es muy estricto. 

2.- Aspectos de crianza asociados a la cultura (patrón machista por ejemplo).

3.- Cuando las necesidades afectivas y sexuales no son cubiertas en alguno de los cónyuges. Se descuidan las necesidades propias y del otro.

4.- Cuando la pareja deja de recibir ese baño químico que tanto hemos mencionado en artículos anteriores, muchas veces la pérdida de este placer, el enamoramiento y la pasión es  buscada de nuevo en otra relación.

5.- Alejarse emocionalmente y no procurar satisfacer las necesidades afectivas más básicas de uno y otro a través de la relación.

6.- Dejarse arrastrar por las rutinas y complicaciones propias de la vida familiar.  

7.- Hay estudios científicos que han querido demostrar que existen predisposiciones genéticas tanto para hombres y mujeres que los hace propensos a la infidelidad.

Habría que chequear si esas personas que suelen ser infieles, más que estar insatisfechas con el otro, lo que están es profundamente insatisfechas consigo mismas. Y andan buscando llenar esos vacíos en una u otra pareja sin ningún éxito. 

Muchas situaciones podrían utilizarse como justificación o razón para el comportamiento infiel, estudiarlo para conocerlo, comprenderlo e incluso manejarlo es importante para mantener a salvo muchas relaciones de pareja. Una de las mayores causales del divorcio o rupturas en las parejas están asociadas a la infidelidad. Muchos que me leen ahora saben que el ejercicio de la fidelidad no es nada fácil en la vida de pareja y que para evitarla es bueno tomar en cuenta algunas sugerencias. Pero antes de proseguir comprendamos por qué deberíamos evitarla. Si no nos basta comprender que es un camino fácil para  darle razón y oportunidad al divorcio, entendamos que el comportamiento infiel podría tener un efecto sumamente dañino sobre la estima de quien la sufre (el engañado) y que muchísimas veces el mal manejo de ésta daña profundamente la salud emocional de los hijos.

 Me ha sorprendido en mi práctica profesional ver como cantidad de padres (mujeres y hombres) involucran a sus hijos en sus problemas maritales y específícamente estos asociados a la infidelidad, hacen a sus hijos partidarios o enemigos para aliarse con uno e ir en contra del otro. Padres que confiesan a sus hijos el engaño sufrido y muchas veces hasta les hacen sentir culpables de semejante comportamiento que nada tiene que ver esencialmente con ellos. Muchos padres procuran utilizar a los hijos para traer de vuelta al carril a quien está siendo infiel. Esto realmente es una práctica de quien no se siente con suficientes recursos internos y sufre una baja impresionante de autovaloración.

Una vez descubierta la infidelidad no te queda mejor opción que afrontarla, busca ayuda profesional y apoyo emocional de quien te enseñará a valorarte, evita involucrar a otros miembros del grupo familiar pues entiende que es SOLO UN PROBLEMA DE PAREJA  y lo mejor es manejarlo con  gente calificada y objetiva frente al evento. Muchas parejas sobreviven a la infidelidad, otras sucumben, sobre todo cuando se ha hecho de manera repetida. Superar la infidelidad suele ir acompañado de una doble comprensión, la de tu falla y la del otro; además de construir un nuevo puente entre ambos para re-establecer la confianza y el respeto perdido. Si la decisión ha sido perdonar asúmelo con suficiente amor y evita estar recordándolo para no lastimar ni lastimarte.  Y si la decisión ha sido abandonar la relación, entonces maneja la situación lo menos dramáticamente posible, comprendiendo que no tienes menos valor por el hecho de haber sido engañado, y si ha elegido a otra pareja entiende que está en su libre decisión, para ello realmente se requiere de gran madurez emocional y reconocimiento de la valoración propia y del otro.

Personalmente puedo sugerirte que para evitar la infidelidad (lo cual no asegurará que no vayas a vivirla) es importante no exponerte a ser parte de ella, procura realizar el máximo de actividades acompañado de tu pareja, mantente atento a tus necesidades afectivas, sexuales, intelectuales, espirituales entre otras, sin olvidar o dejar de lado las de tu pareja. Mantener una comunicación efectiva y afectiva ayudará a mejorar tu calidad en la vida de pareja. Darle momentos cálidos e íntimos a toda relación es fundamental para estimular la decisión de amar y esta decisión seguramente va ir acompañada de un adecuado autocontrol tan necesario para mantenerte fiel. Recuerda que solo podrás controlar tu propia fidelidad, no generes una angustia innecesaria que solo acabará agotándote a ti, al otro y por ende a la relación.


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