Cuando es el amor quien nos mueve, todo aquello que hace, alimenta, estimula y motiva a quienes lo reciben, pero realmente el mayor beneficiario y más estimulado siempre serás tú.
Amar es un ejercicio, le llamo ejercicio porque va acompañado de acciones concretas y tangibles que lo hacen posible, a demás de ser un acto de gran voluntad y que su puesta en práctica lo que hace es fortalecerlo. Si amar fuese un acto involuntario, ¿qué mérito tendría experimentarlo?. Es cierto que sentimos afinidades especiales con algunos seres, personas con las que nos vinculamos muy particularmente, gente que llega a nuestra vida de diferentes formas (amigos, hermanos, padre, hijo, esposo, novio u amante) y a quienes nos resulta “amar fácilmente”, lo coloco entre comillas porque la vida tarde o temprano nos dará la oportunidad de hacer de ese sentimiento un acto de completa voluntad, amarlo posteriormente será una decisión, posiblemente un acto de renuncia a nuestro placer para producir un bien hacia ese ser que un día sin aparente razón comenzamos a querer.
Amar es una actitud de vida, son actos diarios que nacen de la voluntad y de la convicción de buscar por encima de todo el bien del ser amado. Muchas veces confundimos enamorarse con el amor, realmente enamorarse es un acto totalmente involuntario, básico e instintivo, del que se vale la naturaleza humana para reproducir y mantener la especie. Enamorarse está asociado también a una afinidad única y especial que nos invita a vincularnos y si no nos dejamos seducir solo por el derrame químico que ya sabemos es temporal no me cabe duda que es un buen comienzo para educar y alimentar el amor.
El amor que va acompañado de condiciones deja de ser inmediatamente amor, si amas condicionando al otro lo que estás buscando es tu propia complacencia y no el bien del otro. Comprender este principio es fundamental para iniciarte en el camino del amor. La aceptación es un componente de gran importancia, aceptar no significa estar de acuerdo, ni modificar tus propios valores, aceptar es respetar que el otro puede pensar, sentir y ser diferente que tú. Cuando comprendes el pensar, sentir y actuar del otro sin duda estás amando aunque no estés de acuerdo.
Para comprender necesitas conocer e incluso interesarte en el otro, auto-motivarte a descubrir lo que mueve y estimula a ese ser al que quieres amar. El tiempo y convivencia son claves para poner en ejercicio la experiencia del amor, por ello es que se te hace más difícil con aquellos que convives más de cerca, pero es precisamente con ellos con quien te toca entrenarte, ellos son tus maestros y tu mejor preparación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario