La venganza es un sentimiento que seudo alivia el dolor de aquel que cree que con ella hace "justicia"
Hemos escuchado con frecuencia en la sabiduría popular la tan mencionada frase: "La venganza es dulce."
Quien se venga hiele su sangre para poder ejecutar su acción. La venganza suele surgir de una creencia y sentimiento de haber sido humillado o desprovisto de algo que estaba seguro le pertenecía.
La persona apela a su sentimiento de "justicia" y sin mucho remordimiento la ejecuta y es muy probable que esa acción le de la ilusión de sentir alivio ya que el otro ha recibido su "merecido." Pero eso es un falso alivio porque casi siempre lo arrebatado no será regresado.
Cuando buscas vengarte estás tratando de equilibrar fuera de ti el dolor o la humillación que has sentido. Es decir, quieres infligir al otro algo de lo que tú mismo sientes o has vivido. Es como si algo de ti se nivelara porque el otro siente un dolor parecido y podría comprenderte o arrepentirse.
La venganza se puede convertir en un arma absurda para lograr forzar la empatía de esa persona de la que te quieres vengar, en palabras más sencillas, que aprenda a colocarse en tu lugar o en el de otros.
Vengarse es una lección muy primitiva de "justicia". Aleccionar al otro a través de lo que él mismo suele hacer es una tarea que implica planificación, desgaste e inversión de tiempo. Y es allí donde comprendo la importancia que le da el "vengador" a su "víctima."
Detrás de la "venganza" no necesariamente hay odio, es muy probable que quien la disfruta sabe lo mucho que vales y eso le es muy incómodo. También en esto podría haber algo de envidia.
La "venganza" hiela la sangre y la piel de quien la siente porque o es eso, o simplemente muere quemado por aquel sentimiento que lo mueve.
Algunos suelen ser más propensos a ejercer la venganza, quizá esos que piensan y se sienten superiores por ejemplo los orgullosos. Otros que viven en amargura jurando que son víctimas del mundo cuando más bien son victimarios y quieren ver su propio dolor o sufrimiento en el otro. Y existen unos que deciden tomar la justicia por sus manos porque creen saber lo que el otro realmente merece o no merece.
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