lunes, 21 de marzo de 2016

MI DIARIO. Meditación #12

La mayor tentación y en la que caemos con más frecuencia es postergar, dejar para después y ese "después" suele no llegar. 

Somos expertos en comprometernos en decenas y decenas de asuntos para no responder a la mayoría de ellos. 

Nos comprometemos energéticamente a tanto y luego no sabemos el porqué ni siquiera nos detenemos a preguntarnos:
¿Por qué voy tan aprisa?
¿Por qué voy hacia un propósito y termino haciendo otro o nada? 
¿Por qué casi todo lo que quiero iniciar se estanca? 
¿Por qué me siento tan cansado? 

Nos comprometemos como robots de forma automática, sin consciencia de lo que eso implica en nuestras vidas y en la de otros. Y luego cuando estamos hasta el cuello ya casi ahogados, preguntamos o decimos: 

"¿Qué hago aquí?"
"Esto que hago no me gusta"
"Esto no es lo que yo quería" 
"Esto no es lo que yo imaginaba"

A veces nos llenamos de tantos compromisos "pequeños" que parecieran "poco importantes", pero nuestro cerebro los va almacenando y si no les damos respuesta van generando un espacio que nos consume, nos cansa, nos pesa. 
Se genera un estrés que nos hace ir muy aprisa sin ni siquiera reconocer su causa. 

Lo más absurdo de todo esto es  que creemos que por ir a prisa somos más productivos, cuando la verdad es que somos mucho más ineficientes e improductivos. 

Si nos damos el permiso de detenernos en cada cosa que nos hemos prometido hacer o hemos prometido a otros, nos asombraríamos no solo por lo mucho que lo hacemos, sino por lo poco que cumplimos. 

Esos pequeños compromisos tales como:
-Leer un capítulo diario de un libro. 
-Una invitación pendiente con un amigo para tratar un asunto personal. 
-Limpiar un archivo con viejos papeles. 
-Llevar un recado. 
-Una llamada telefónica que devolver, etc...

Como nos parecen "poco importantes" entonces vamos posponiendo y así se van acumulando y generando un espacio considerablemente valioso en nuestro cerebro. Es allí cuando solemos decir y convertir en frase célebre de nuestra vida el  "NO TENGO TIEMPO". 

Ese "NO TENGO TIEMPO" es en pocas palabras, TENSIÓN, por justamente andar en automático, desatento y desenfocado.

Y la pregunta maliciosa para mí y para ustedes es: 

¿Y si así somos en lo pequeño, en lo fácil y rápido de ejecutar?  
¿Qué nos queda para lo más grande, para esas responsabilidades a las que les decimos que si y son de envergadura?  
Por ejemplo:
-Edificar una familia. 
-Mantener y alimentar el amor en una   relación  de pareja. 
-Trabajar internamente para mejorar. 
-El compromiso ciudadano, político o social. 
-El cuidado de la Salud. 
-EL PROPÓSITO DE VIDA. 

Cada día de nuestra vida somos tentados a dejar de lado nuestros pequeños y grandes propósitos, pero esa tentación es una oportunidad de crecer.  

El trabajo importante aquí es mantenernos atentos en cada cosa que nos comprometemos. Si llega el impulso de hacerlo, detenernos y reflexionar si realmente eso es lo que quiero. 

Si ya estamos comprometidos, entonces, es buen momento de hacer una lista diaria, semanal o mensual de asuntos pendientes e ir marcando o sacando cada uno de los que vamos logrando. 

Es asombroso como en la medida que vas logrando cumplir esos pequeños propósitos vas cargándote de una energía física e interna fabulosa, que te empuja a seguir cumpliendo, cerrando, finalizando cada asunto pendiente. 

Lo más complicado en esto es cuando nos autoengañamos, y sin cumplir con lo pasado creemos que "asumimos con responsabilidad" cualquier asunto en el presente. 
Ojo amigo: 
LO QUE ESTÁ PENDIENTE, PENDIENTE QUEDA.  
Ahora, tenemos la opción de sincerarnos y decidir sacar de nuestra lista aquellas cosas con las que realmente sabemos no queremos o no podemos comprometernos en el presente. 

Cuando nos fortalecemos en lo pequeño nos adentramos a un mundo medio saboreado, pero muy poco conocido entre nosotros: EL COMPROMISO CONSCIENTE. 

El cumplimiento de los "pequeños" compromisos, esos que creemos "poco importantes", nos revela que en nosotros hay una atención más sostenida y desarrollada. 

Estate atento en lo pequeño, en lo simple, así estarás despierto para el logro o la superación de lo más complejo, de lo grande. 

Enfócate y que cada asunto "poco importante" en el que te comprometas esté asociado directa o indirectamente a tus grandes propósitos. 



   


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