martes, 29 de abril de 2014

La importancia de cerrar ciclos en nuestra vida.

Ningún ciclo que se deja abierto consolida el aprendizaje. Estarás condenado a repetirlo una y otra vez hasta lograrlo. 
Todo aquello que inicias lo haces a través de relaciones con otros o contigo mismo, una idea, proyecto, amistad, pareja, familia, estudio y trabajo. No te extrañe que los mayores aprendizajes son básicamente en cómo los encuentros te afectan a ti y a otro.

En cada relación en la que te involucras hay algo importante y valioso que vivir y aprender; cada una de ellas abre ciclos. A veces esos aprendizajes pueden estar llenos de mucho tropiezo. Y es que cerrar ciclos, suele ser cuesta arriba aunque es lo ideal y más saludable. Cerrar los ciclos te garantiza tu crecimiento. Esto no significa que nos enfrasquemos  en una situación o relación. Significa consolidar aprendizajes, modificar y avanzar.

Es imposible cerrar ciclos huyendo, haciendo silencio, rompiendo acuerdos, mintiendo o agrediendo.
Salir corriendo dejando un ciclo abierto predice una caída más abrupta y es posible que se abra más aún la brecha de separación.
Eso que nos hace salir huyendo es justamente lo que necesitamos ver para aprender. Cuando dejas uno, dos o más ciclos abiertos la insatisfacción se apodera de tu vida. Y lo peor es que se te hace rutina dejar todo a medias sin cura ni remedio.

¿Cuándo sabemos que nos toca cerrar ciclos? 
Justamente cuando una situación se ha repetido tantas veces que comienzas a sentir una especie de cansancio, fatiga e insatisfacción  con lo que estás viviendo. Y entonces llega ese deseo ardiente de salir corriendo, de huir de tu situación o simplemente te quedas estancado sufriendo.
¿Cómo se cierra un ciclo? 
Todo ciclo se cierra observando, evaluando e identificando lo que se ha logrado y lo que aún falta por lograr o alcanzar, luego, se trabaja lo identificado y así se consolida el aprendizaje para cerrar el ciclo e iniciar otro nivel más avanzado. 

Quiero culminar haciendo hincapié en lo importante que es hacer conciencia del valor que tiene el tiempo y el cierre de ciclos para mejorar nuestra calidad de vida desde todo punto de vista. Podemos dejar abiertos muchos ciclos y el tiempo no esperará para que tú los cierres. 

Darle el frente a la situación con valentía, superando cualquier temor y asumiendo riesgos te dará una capacidad extraordinaria para vivir con mucha más plenitud y mejor desarrollo personal. Cerrar ciclos genera fuerza interior, produce un estado de paz y consolidación; eso sin duda alguna, te convertirá en un ser humano mucho mejor. 




lunes, 28 de abril de 2014

La venganza... ¿Un alivio al dolor?

La venganza es un sentimiento que seudo alivia  el dolor de aquel que cree que con ella hace "justicia" 
  
Hemos escuchado con frecuencia en la sabiduría popular la tan mencionada frase:   "La venganza es dulce."
Quien se venga hiele su sangre para poder ejecutar su acción. La venganza suele surgir de una creencia y sentimiento de haber sido humillado o desprovisto de algo que estaba seguro le pertenecía.  

La persona apela a su sentimiento de "justicia" y sin mucho remordimiento la ejecuta y es muy probable que esa acción le de la ilusión de sentir alivio ya que el otro ha recibido su "merecido." Pero eso es un falso alivio porque casi siempre lo arrebatado no será regresado. 

Cuando buscas vengarte estás tratando de equilibrar fuera de ti el dolor o la humillación que has sentido. Es decir, quieres infligir al otro algo de lo que tú mismo sientes o has vivido. Es como si algo de ti se nivelara porque el otro siente un dolor parecido y podría comprenderte o arrepentirse. 

La venganza se puede convertir en un arma absurda para lograr forzar la empatía de esa persona de la que te quieres vengar, en palabras más sencillas, que aprenda a colocarse en tu lugar o en el de otros. 

Vengarse es una lección muy primitiva de "justicia". Aleccionar al otro a través de lo que él mismo suele hacer es una tarea que implica planificación, desgaste e inversión de tiempo. Y es allí donde comprendo la importancia que le da el "vengador" a su "víctima."
 Detrás de la "venganza" no  necesariamente hay odio, es muy probable que quien la disfruta sabe lo mucho que vales y eso le es muy incómodo. También en esto podría haber algo de envidia. 

La "venganza" hiela la sangre y la piel de quien la siente porque o es eso, o simplemente muere quemado por aquel sentimiento que lo mueve.
Algunos suelen ser más propensos a ejercer la venganza, quizá esos que piensan y se sienten superiores por ejemplo los orgullosos. Otros que viven en amargura jurando que son víctimas del mundo cuando más bien son victimarios y quieren ver su propio dolor o sufrimiento en el otro. Y existen unos que deciden tomar la justicia por sus manos porque creen saber lo que el otro realmente merece o no merece. 

Yo me pregunto: ¿Y es que acaso la venganza te regresará aquello que creíste te arrebataron? ¿Te devolverá la dignidad? O ¿será que también te convertirá en un verdugo más de esos que ya abundan en nuestro mundo, generando tanto dolor y pesar?    


viernes, 25 de abril de 2014

El desamor... Un amor no correspondido.

Un amor que no encuentra su cauce, y su destino es morir, porque no es correspondido. 

Quien extrañamente no haya vivido esta experiencia mejor que ni lea, porque no entenderá el dolor que corre por las venas de quien ha amado y no fue correspondido. 
Muchos se han atrevido a decir que siempre valdrá la pena amar aunque la experiencia se convierta en un profundo vacío. Pues yo hoy me atrevo a escribir que las experiencias de amor unilateral (un amor que no es recíproco)  para lo único que han servido es para que te des cuenta de lo mucho que necesitas amarte a ti mismo. 

Cuando amas y no eres correspondido, a dónde crees que se va el amor que entregas a alguien que no quiere ni le interesa recibirlo. Siempre me he hecho esta pregunta cada vez que me ha tocado clamar desesperada por un poco de amor a algún ser a quien nada le he movido.

Puedes sentirte tan lleno de amor y al mismo tiempo ir cayendo en un profundo abismo, pareciera que nada ni nadie tiene la fuerza para detener lo inevitable, ese dolor agudo, frío y penetrante que atraviesa sin piedad cuerpo y espíritu. Así se siente el dolor cuando amas y no eres correspondido. 

A veces te puedes empeñar en amar en una dirección que luce borrosa y confusa. Un sabor agrio y algo amargo te atrae a ese delirio, y entonces, al parecer tu amor crece con el desinterés de esa persona que no tiene ni el más mínimo deseo de corresponder a tu cariño. 

¿Recuerdas la pregunta que me hago? Aquella en la que quiero saber a dónde va el amor cuando otro no lo recibe. Pues no sé, pero quiero decirte que puedes beberlo, comerlo, untarlo y saborearlo hasta que te sientas satisfecho y merecedor de construir un amor en donde ambos participen. Ámate hasta el punto donde atraer el amor sea lo más natural y posible. 

No esperes a que la experiencia del desamor llegue dos, tres y hasta cuatro veces para recordarte que necesitas conocerte y amarte. El día que disfrutes de ti y empieces a reconocer tu amor en otros comprenderás que lo recíproco es mágico y ningún recuerdo de aquellos momentos solitarios y dolorosos podrán quitarle fuerza a lo que ya no vives solo, porque ahora si  es compartido. 


jueves, 24 de abril de 2014

El Orgullo...Un disfraz del miedo y el desamor.

Ceder  suele ser difícil para quienes viven con intensidad el orgullo. Pero no hay nada más revelador que rendirse ante un orgulloso. Mucho desamor y desinterés suele estar encubierto en el supuesto "orgullo".

Si quieres conocer que oculta el orgullo inclínate ante él. Ríndete y descúbrelo... 

Cuando hablamos de orgullo podríamos referirnos a una de sus dos facetas. Está aquella donde el individuo siente satisfacción por el logro propio o ajeno. Y está la otra, donde la persona se "sobrevalora" y se cree y siente superior a otros. Este tipo de orgullo se asocia a la soberbia también. En esta reflexión me estoy refiriendo a esta última.  
Cuando digo que para conocer lo que oculta el orgullo es necesario inclinarse ante él, significa que para develarlo es necesario que tú prescindas de él, en pocas palabras que te deslastres  de todo rastro de orgullo. 

Cuando tú te muestres sin orgullo, es casi seguro que el otro te muestre lo que realmente tiene detrás de él. Cuando después de un tiempo que dos buenos amigos han dejado de hablarse por roces o dificultades, cuando alguno de los dos vence su orgullo descubre la realidad de los sentimientos del otro. Y allí con dolor o alegría descubrirás si es desamor, desinterés o miedo a ser rechazado y/o desvalorizado. Lo que si estoy segura es, que cuando vences a tu propio orgullo le quitas la máscara al otro.   

El orgullo es el disfraz más distinguido  que usa el desamor pero también podría estar escondiendo miedo al dolor o a la desvalorización.  El orgullo es una especie de protección para la estima de un individuo. Si una persona siente amenazada su estima, es muy probable que se proteja a través de ese sentimiento. 

El orgullo aprieta tu corazón, lo comprime y lo empequeñece. El orgullo te librará de vivir a plenitud la experiencia del amor. A pesar de que el orgullo comprime, el orgulloso teme más a la vivencia del amor pues la ha asociado desde mucho tiempo atrás al dolor.

Ganarle la batalla al orgullo te podría revelar una dolorosa realidad. La realidad de no ser correspondido... 
Yo siempre guardo una tímida esperanza cuando ante el orgullo me inclino... 
Quizá tengo la ilusión que él también hacia mi se incline...


miércoles, 23 de abril de 2014

¿Quién es maduro psicológicamente?

La madurez psicológica está asociada a la capacidad de auto-controlar tus emociones. Controlarte no es reprimirte, es saber conducirte.  Que los impulsos emocionales no te dirijan y que seas tú quien domine a la bestia, no ella a ti. Aprender a conducirse es un arte, se requiere de habilidades como el auto-conocimiento, aceptación, paciencia y auto-valoración. 

La madurez psicológica suele irse dando en la medida que maduramos cronológicamente, pero no necesariamente ocurre siempre así. En la primera infancia los impulsos emocionales nos dominan pero es que estos tienen un sentido de supervivencia y aprendizaje. El niño mientras crece y aprende a comunicarse a través de un lenguaje formal se vale de sus arrebatos y expresiones emocionales (llanto, risas, gritos) esto le ayuda en su supervivencia. A demás, al ir creciendo, los impulsos naturales tendrán unas consecuencias que generarán valiosos aprendizajes para su proceso adaptativo. Por ejemplo: un niño comprenderá que morder o golpear a otro no es una manera apropiada de expresar su enojo y eso lo sabrá porque sus padres o maestros le mostrarán una consecuencia desagradable o incómoda para él. 

Las consecuencias ocasionadas producto de los arrebatos emocionales o impulsos son la mejor oportunidad de aprender a corregirte y optar por otro comportamiento más adaptativo. Justamente la madurez psicológica llega cuando esos comportamientos adaptativos sustituyen a los arrebatos emocionales. Entendamos entonces que, la madurez psicológica se va dando paulatinamente y  para algunos llegará más rápido que para otros dependiendo de los aprendizajes obtenidos a partir de esas consecuencias.  A demás  se podrá obtener en mayor o menor grado y todo va a depender de qué tan bien sepamos conducirnos, por lo tanto, nadie será totalmente inmaduro. Ahora, no nos debe extrañar entonces, que si la madurez psicológica está asociada al autocontrol emocional, ¿quiénes pueden considerarse maduros en su totalidad? 

La maduración psicológica es un proceso continuo que se da como producto de los aprendizajes que se obtuvieron gracias a esas consecuencias externas y no gratas a nuestras respuestas impulsivas. Las virtudes como la paciencia, tolerancia y responsabilidad entre otras, están íntimamente ligadas y relacionadas con la madurez psicológica. No obstante, es probable que quienes no maduran con más rapidez es debido a la falta de consecuencias no gratas y/o dificultades para captar los aprendizajes de comportamientos más adecuados. 

Obtener madurez psicológica te dará mucha más calidad de vida y mejorará considerablemente tus relaciones de toda índole. Alcanzarla en alguna medida es un anhelo de todo aquel que reconoce el valor que ella le dará a su vida. Las personas con un grado de madurez alta  suelen ser personas felices y satisfechas consigo misma.  


lunes, 21 de abril de 2014

La Represión Psicológica.

La represión psicológica es un mecanismo de defensa donde el individuo suele contener sus emociones para protegerse más inconsciente que conscientemente de una supuesta amenaza externa. Por ejemplo: evita mostrar su afecto por miedo a que el otro lo rechace. 

"La represión tiende a evitar el conflicto afuera transformándolo en un conflicto interno".

Y para no entrar en una lucha externa por miedo a no ser aprobado, entonces, inicias  batallas internas que te debilitan física y mentalmente. La represión continua te desgasta físicamente y le quita elasticidad a tu mente. La contención producida por la represión tiene un límite y ella suele reventar en somatizaciones o explosiones descontroladas del comportamiento. Acumular los contenidos emocionales no es nada beneficioso. Es menos difícil manejar  y dejar fluir una emoción a tiempo que irlas coleccionando y verlas tomar tanta fuerza que desembocará en una lucha desventajosa y sin tregua. 

Mientras más reprimido eres, más inflexible e intolerante te muestras contigo mismo y con otros. Reprimirse tiene una función protectora y defensiva. Es útil para cuando tus emociones se arrebatan y representan un peligro. Sin embargo, no estás diseñado para contenerte, por ello es que educarse en el autocontrol es todo un arte y un reto. Y aunque no estés diseñado para reprimirte, has aprendido que para mantener relaciones armoniosas necesitas equilibrar los impulsos y deseos.

 Reprimirte por largo tiempo o desbocarte sin medida, ni remedio, te hará pagar un alto precio.
Cuando te has reprimido por mucho tiempo  vas entorpeciendo tu expresión para mostrarte tal cual eres. Los seres humanos necesitamos de la expresión natural y espontánea de nuestros pensamientos y emociones, ese intercambio es saludable para todos.

Contenerse podría ser el mayor responsable de nuestro descontrol. Y es que es si lo natural es expresar lo antinatural es reprimirse y esto es lo que justamente desequilibra produciendo respuestas explosivas, descontextualizadas (fuera de lugar), desacertadas e inadaptadas.

Te invito a observar que expresiones emotivas rechazas o tratas de contener en otros, esto te dará una idea más clara de cuales son las que tú tiendes a reprimir o muy poco dejas salir. 


domingo, 20 de abril de 2014

Acerca del Perdón

El perdón es el primer y gran recurso de la sanación. Experimentarlo te otorga una fascinante sensación de paz y de vinculación con tu yo superior. Vivir el perdón te lleva directo a la reconciliación contigo mismo y con otros. Solemos pensar que es a otros a quienes tenemos que perdonar, pero la experiencia nos indica que la primera tarea es perdonarte y aceptar.  

El exceso de juicios y la incomprensión nos arrastran a sentir con fuerza el rencor. Darle mucho significado a "el mal que nos han hecho" nos lleva a sentirlo en su máxima expresión y cuando esto ocurre por un largo tiempo, se diseca y se transforma en odio. Si nos centramos en el sentimiento del rencor, ello producirá más sufrimiento y no nos permitirá superar aquello que produce malestar o dolor

Perdonar es un asunto muy conveniente porque el que más sufre cuando odia no es justamente el odiado sino quien se condena sintiéndolo. Quien odia se envenena y se hiere. Enferma su cuerpo y también su mente. Odiar no te permitirá sentir a plenitud el amor que otros por ti sienten y tampoco te dejará expresar con soltura el afecto que por algunos seres tu sientes. 

 Para facilitar el proceso del perdón es importante comprenderte y comprender. Es probable que una de las razones por la que te cuesta perdonar, es la incapacidad para comprender lo que te movió o movió al otro a hacer lo que hizo. Comprender los motivos propios y ajenos  que te llevaron a vivir una circunstancia ayudará a mitigar y superar el dolor producido por la misma. No hay perdón sin comprensión. Si comprendes al otro  no habrá sufrimiento y se reducirá tu sensación de dolor. Lo mejor que puedes empezar a hacer para liberarte del rencor  es evitar juzgar y culpar. Luego empéñate en comprender y aceptar para que seas capaz de perdonar. 

Cuando aprendes a liberar el dolor  a través del perdón nuevas estructuras cerebrales se construyen y así se amplía tu campo perceptual. Perdonar te dará más habilidades intrapersonales (conocerte a ti mismo) e interpersonales (relacionarte con otros), te facilitará el aprendizaje y promoverá los cambios que te ayuden a mejorar tu calidad de vida. 


sábado, 19 de abril de 2014

¿Culpable o Responsable?

La culpa, un sentimiento que impide el desarrollo personal y espiritual, amiga inseparable del sufrimiento perpetuo de quienes la practican. La culpa te ciega ante la verdad, te hace esclavo de tus retorcidas ideas sobre la vida, no te deja apreciar tu propio valor ni sentir la bondad que está inherente a tu ser. 

La culpa es el invasor más perverso del lugar que deja la responsabilidad cuando se va.  No asumir tu vida y las circunstancias que te tocan es una manera de negarte a tu verdad personal y a comprender que tú eres quien se conduce y puede modificar. Cuando nos sentimos culpables nos enfocamos en condenarnos y en vez de modificar, corregir o perdonar el error, nos encerramos en un ciclo vicioso de sufrimiento para no ver lo redimible y valioso que hay en cada uno de nosotros. 

Quizá la culpa sea una razón más de "justificar" que no merecemos el amor ni el perdón propio y ajeno. Somos víctimas de nuestro sentimiento de culpa, él nos condena y también nos incapacita para actuar en función de mejorar. No confundamos la culpa con la responsabilidad, ellas son contrarias porque sus efectos sobre nuestro comportamiento son sumamente diferentes. Y es que quien se culpa tenderá a culpar, se convierte en víctima suya y de la sociedad. 

Cuando nos responsabilizamos asumimos los compromisos personales inherentes al cambio y esto facilitará mucho más el aprendizaje. Responsabilizarte no le dejará cabida a la condena eterna o a la victimización. Cuando asumes, hay aprendizaje y cambio. El solo hecho de observarte para reconocer tu error o condición pero a la vez comprender el aprendizaje que éste te trae no le dejará cabida a la culpa para entrar, lastimar e incapacitar. 

Observarte asumiendo con responsabilidad te mostrará gran parte de tu verdad personal, te revelará a ti mismo, te desnudará y verás con asombro, amor y mucha comprensión lo que realmente eres. Deja que esa verdad te libere de todo aquello que te impide  expandirte para ser lo que viniste a ser. 



viernes, 18 de abril de 2014

Se tú mismo.

Cuando tienes la fortaleza de mostrar lo que realmente eres sueles ser el blanco de quienes se sienten torpes e incapaces de hacerlo. Expresar abiertamente dejándote al descubierto tiene su riesgo. Decir lo que sientes te deja vulnerable. Cuando dejas entre ver lo que sientes te conviertes en blanco fácil de quienes no saben lidiar con eso.

Se puede amar y ser mal interpretado...
Se puede querer y ser juzgado..
Se puede desear y ser condenado...
Expresar tiene un riesgo de alto precio que muy pocos están dispuestos a pagarlo.  Expresarte te deja expuesto no hay manera de evitarlo, pero tu reconocimiento y autovaloración cumplirán una gran labor para lidiar con esa vulnerabilidad. 

Quien posee menos autovaloración tendrá más dificultad para expresar,  teme mostrar lo que es y se siente inseguro e insuficiente. No expresar a tiempo podría ser contraproducente cuando el propósito es darte a comprender. Expresar a tiempo y en el contexto adecuado será de gran valor en la comunicación.  Ser tú mismo puede acarrearte "golpes", pero estos se convertirán en maravillosos aprendizajes, porque todos ellos solo te confirmarán y reforzarán lo que tú eres y vales. Conocerte es una  excelente inversión para tus relaciones amorosas, sociales y hasta laborales. 

Cuando te abres a mostrar lo que eres quedas expuesto, vulnerable, visible y para ello se necesita confianza, fortaleza y autovaloración. Ser lo que eres te da un halo de dignidad tan elevado que no te debería importar que otro no lo valore. Ser honesto, congruente e íntegro contigo mismo te da una fortaleza y valor innegable para mostrarte a otros sin ningún temor. 

Se tú mismo.  


jueves, 17 de abril de 2014

El lenguaje ofensivo

Me hace reflexionar y me entra una morbosa curiosidad...
¿Por qué para referirnos “positivamente” hacia nosotros necesitamos descalificar o vejar a otros? 
¿Será que no sabemos vendernos de otra manera? 
¿Será que lo que nos hace resaltar es que los otros sean o parezcan bien miserables?

 El lenguaje ofensivo es muestra de una falta de argumentos que validan nuestra posición frente al mundo (no es maldad) simplemente desdice de quien lo usa, a demás que da muestra de alguna perturbación psicológica que aqueja a quien abusa de ella. Referirse ofensivamente hacia otros es una respuesta típica de quien previamente se ha sentido invalidado, e incluso ignorado. Con esto no quiero decir que justifico el lenguaje ofensivo, pero si procuro entender y comprender qué lo causa.



El lenguaje ofensivo va acompañado de una historia de muchos dolores y muchas frustraciones. Generalmente cuando lo usamos, “algo interno” y que nos perturba  sale de nosotros produciendo cierto alivio. El lenguaje ofensivo le da un tono elevado a nuestras emociones, cuando lo usamos nuestros interlocutores perciben nuestra ira, pasión, odio o frustración como más intensa e incontrolable, a demás de darle fuerza.

 Cuando hablo del lenguaje ofensivo no implico solamente el uso de “malas palabras”, me refiero a cualquier forma de expresión escrita, hablada e incluso gestual que se usa para insultar, descalificar o invalidar a otros. El lenguaje ofensivo resulta perjudicial para entablar diálogo y soluciones a problemas que nos competen a todos, obstruye la salida donde todos ganan, y peor aún, tranca el juego de la comunicación en su totalidad.

 El lenguaje ofensivo produce una fractura en las relaciones humanas difícil de sanar y es un deformador del sano desarrollo personal.  Podría ser uno de los causantes de algunos trastornos psicológicos. Éste viene de la violencia y también la incita. Nadie ha dicho que comunicar para entendernos y comprendernos es una tarea fácil. Pero cuando a ello agregamos la ofensa, imposibilitamos cualquier decisión, solución, aprendizaje o crecimiento en nosotros o en nuestro ambiente. 
El uso del lenguaje ofensivo desdice de nuestras capacidades y habilidades para encontrar caminos creativos, armónicos y productivos. 

Cuando el lenguaje ofensivo es utilizado por figuras que representan autoridad tales como: padres, maestros, jefes, líderes políticos, artistas o religiosos entre otros, las repercusiones que estos tienen tomará más fuerza y el daño producido será mayor. Todos aquellos que ejercemos un liderazgo, cual sea su naturaleza, deberíamos evitar a toda costa utilizarlo, pues al hacerlo sembramos malestar en otro y lo más probable es que éste a su vez también lo haga creando entonces un efecto dominó, prácticamente imposible de tener.

 El lenguaje ofensivo crea defensa
y ésta a su vez resistencia a todo posible acuerdo entre las partes. La manera de detenerlo es no continuarlo, trascenderlo y buscar comprender a quien lo use, responder a la ofensa con más ofensa no solo es perturbador, también impide un clima adecuado para educar, crecer y sanar.


miércoles, 16 de abril de 2014

¿Por qué nos encontramos?

Lo que ahora leerás quizá en otro tiempo o lugar lo habrás de escuchar.  Es posible que mis letras simplemente lo evoquen. Siempre me he preguntado ¿Por qué logras conectarte con unos y con otros no? ¿Por qué hay gente que pasa inadvertida ante tus ojos y otros que tan solo con un destello invaden todo?

En algún tiempo o lugar de este infinito universo hemos estado discerniendo de nuestra evolución. Sin un cuerpo físico que nos ponga limitaciones, no dormimos ni comemos, no nos enfermamos, lo único que hacemos es pensar, meditar y tenemos la capacidad de intercambiar.  Surge entonces una gran dificultad, hasta ese punto cada uno ha hecho lo suyo para alcanzar evolución, sin embargo, hay unos cuantos que han quedado rezagados en otro plano y para continuar su proceso evolutivo necesitan encontrarse absolutamente todos en ese tiempo y lugar. 

Sin duda,  que en un inicio todos estábamos juntos e incluso en igualdad de condiciones pero no tan evolucionados. Tengo la fantasía de que el número de almas es preciso y perfecto ni una más ni una menos. Hay una fuerza superior en el universo que nos arrastra hacia ella. Pero cada alma tiene su propia resistencia y mientras más le cuesta aprender las lecciones,  más resistente es. 

Quienes han logrado avanzar han comprendido que no pueden continuar su proceso si no atraen a las otras. Es entonces cuando empiezo a comprender nuestras atracciones. Entiendo que existen palabras, gestos, acciones y una vibración en particular que nos engancha. Ellas son las claves que nos arriman hacia unos y no hacia otros. Porque es justo con esos que tendremos las lecciones de vida que necesitamos experimentar para crecer o evolucionar hacia donde otros ya han llegado pero no han podido continuar porque seguimos rezagados. 

Los más evolucionados tienen clara comprensión de que los otros son parte de su propio crecimiento, así que van y vienen para seguir atrayendo. Ahí entendemos a esos grandes y luminosos seres que han llegado y siguen haciéndolo para darnos la mano en este proceso, ellos nos ayudan a comprender nuestro propósito original. 

Se dice que cuando no aprendemos las lecciones se repiten una y otra vez hasta poder lograrla. Para ello la gran fuerza se sirve de todas las almas. Te das cuenta que cuando tienes conflicto con una figura en particular, por ejemplo, la madre, aunque ella ya no esté o pierdas contacto más directo con ella entonces aparece otra figura, una pareja o una hija, que aunque no es la misma tiene el mismo propósito, darte la oportunidad de que aprendas la lección. Esas lecciones siempre están asociadas a las virtudes: paciencia, tolerancia, honestidad, amor, perdón, confianza, paz, humildad, entre muchas otras.

Todo esto que te estoy escribiendo lo he vivido y experimentado en cuerpo y alma. No sé si te ha pasado que en algunos puntos de tu vida te hartas, te entra como una especie de cansancio, los especialistas de la salud mental lo llaman depresión. No es casualidad que justamente esta enfermedad es la que más víctimas cobra en todo el mundo. Para mi la depresión es una medida del termómetro espiritual que nos indica que las lecciones se han repetido tanto y tanto y no logramos aprenderlas. La depresión te hace tocar fondo.  Algunos toman la peor decisión porque el dolor que eso ocasiona es profundo. Unos se suicidan porque creen que no lo lograrán, otros se entregan a las adicciones para experimentar un seudo gozo que por lo menos los mantiene en espera de una ligera posibilidad. 

La cuestión es que si no lo logramos las oportunidades de realización continúan. Los más elevados reconocen que tenemos urgencia de continuar, pero es que mientras más cerca te encuentres de la fuerza original del universo la atracción es mucho más intensa y ya  regresar no es posible para ellos. 

A nosotros los simples mortales nos toca comprender que de cada ser que me siento profundamente atraído positiva o negativamente es una oportunidad de aprender lo que nos toca para seguir. Nos toca vivir con unos experiencia de dolor y con otros de amor. Las experiencias de dolor te harán resistencia pero si las trasciendes el aprendizaje se consolida y multiplica. 

¿Qué pasa cuando la experiencia de dolor te arrastra? 
Aparecen entonces esas almas que vienen a mostrar la experiencia del amor para ponerte a vibrar en una frecuencia más alta, ellas tienen el propósito de acercarte para que te reconozcas de nuevo a través de ellas;  porque en un punto somos lo mismo, somos parte de un todo y estar separados nos enferma, nos envejece, nos hace mortales, en pocas palabras, nos limita. 

Si nos diéramos el permiso de ver y sentir la magia de nuestros encuentros con esas almas que de una u otra forma solo vienen a nosotros para empujarnos hacia esa fuerza original, el cuento que llamamos vida sería aún más interesante. No andaríamos por ella odiando, resintiendo, culpando o maldiciendo. Estaríamos atentos y con gran expectativa para reconocer cual es nuestra próxima lección y seguir camino a nuestra máxima realización. 



lunes, 14 de abril de 2014

Oda a la mujer que ama demasiado.

Un amor tormentoso que nos lleva a un abismo, por alguna razón las mujeres aunque sea una vez en su vida suelen ser más propensas a éste “tipo de amor.” La mujer que "ama demasiado”, esa que se muestra incondicional, que al parecer no tiene límites en la expresión de su afecto y que se olvida de sí misma para entregarse, aunque ello produzca dolor o sufrimiento en su vida. 
Dejaré escapar bajo estas líneas, reflexión, solidaridad, dolores viejos, quejas, esperanza, pero por sobre todas las cosa, un gran amor y comprensión por todas esas mujeres que han “amado demasiado” alguna o muchas veces en su vida.
 He vivido la experiencia de “amar demasiado” muy de cerca e incluso hasta quemarme. Pero hoy en especial me inspiran un par de mujeres a quienes he escuchado, acompañado y conocido en este espinoso camino que recorren las mujeres que "aman demasiado."
Haciendo gala de mi feminidad y con el orgullo que siento por ser parte de este maravilloso gremio que hemos de llamar mujeres, hoy quiero comunicarme con todos a través de la poesía que ha formado parte de mi vida desde la adolescencia. Para todas aquellas mujeres que han amado demasiado y para aquellos hombres que han sido amados por ellas, les dedico:
ODA A LA MUJER QUE AMA DEMASIADO
I


Amaste sin cordura ni razón,

le diste la vida y el corazón,
olvidaste sus pecados 
para recrear la pasión,
pero él no se inmutaba
ante tu dedicación.

Fue estimulantemente cínico
para hacer vibrar tus sentidos,

fue motivo de angustia 
para tu distracción

y en la medida que se alejaba 
tú entrabas en una gran confusión.
Lágrimas corrieron desesperadas,

para sólo escuchar:
“con eso no ganas nada...”

pero ahora hombre te pregunto:
¿Cuál es el placer de despertar todo ese dolor?
¿Qué quieres y que buscas? 
¡Por Dios!

II
Lo amaste con pasión 
a pesar de su adicción,

fuiste fiel a tus principios 
para rendirlo con honor.

Decoraste mil alcobas 
para hacerle el amor,
inventaste los motivos para atraerlo a tu juego seductor.

Pero que caro lo has pagado, púes él no reacciona con tanta atención,

él sigue buscando afuera
lo que él cree no conseguir con tu amor.

¿Será que él quiere el desprecio y tu traición? o
¿Será que no se siente merecedor de tanto amor?

III
Tú lo esperas desvelada
por el miedo a la traición,

pero es que a él ya no le importa
lo que tu sientas o piensas
de este amor

y es capaz de llamarte loca 
por tus celos y obsesión.
¿Y qué piensas tu hombre ingrato y manipulador?

Que suerte la tuya de tener una mujer que no sabe valorarse

como es la voluntad de Dios,
para que te eduque a ser un caballero y un gran servidor.
IV
Eres virtuosa y abnegada,
siempre quisieras amarlo sin condición,

pero tu naturaleza humana se resiste

cuando sientes perder el control de su vida y su adicción. 
Con furia y en momentos sin razón,

pierdes el compromiso
que te has hecho con ese amor 

porque te sientes sedienta y necesitada de un profundo y tibio amor,
al mirar el pasado
descubres con dolor 
a una niña pequeña sufriendo
por no tener amor.

V
A veces te ves conmovida, 
abrazando un antiguo dolor 
que al parecer se encuentra unido
con fuertes vigas, para soportar 
el dolor de una mujer que ama en demasía
bajo tormento y muchas mentiras.
Un pasado que juraste no repetir
y es que acaso

¿es tu infierno este vivir?, vas corriendo con tal prisa,

sin saber que vas a tu desdicha,
deja de mirarte convencida de que tu amor lo cambiaría,
no sigas buscando afuera la solución de tu vida.

VI
¡Oh dulce mujer! ¿Qué te impide no depender de él?

¿Qué te tiene atada y atrapada?

Yo creo que son las redes de la inexistencia del placer.
Con exclusivo gozo brindas tu amor para recoger mucho dolor,
¿Cuán especial puedes ser sin dañarte a ti mujer?

Y tú hombre confuso que no entiendes de amor,

ni de enfrentar tus miedos allí ocultos,

dime ya, ¿a qué mujer has podido amar? O quizá,
¿qué mujer en tus inicios no te supo amar?
Por Ana I Parra D

Las mujeres que aman demasiado presentan una adicción al sufrimiento y ellas tienden a buscar hombres con adicciones al alcohol, sexo, drogas, trabajo entre otras. Es por ello que comprendo que cada persona que sienta que se encuentra amando por encima de sí misma necesita urgentemente tiempo para autoafirmarse y reconocer el valor de su ser. 
La entrega abnegada e incondicional en causas perdidas, desabastecerte de lo poco que tienes para entregarlo a otro que ni siquiera lo ha pedido, podría estar indicando una severa adicción al sufrimiento que necesita ser tratada y trascendida para alcanzar salud emocional. Por ello mujer, hermana, amiga, te digo: 
Un tiempo en el silencio, la distancia oportuna, un momento de soledad, pensar solo en ti misma, vivir instantes egoístas, caminar despacio sin un rumbo específico, contemplar la luna llena, escuchar el canto de los pájaros mientras descansas en tu alcoba, actividades que promuevan la recuperación de la autoafirmación del ser, serían muy útiles para que descubras sin resistencia, ni temor, que amarte es lo más importante que podrás hacer. 


domingo, 13 de abril de 2014

Amarse y Amar...

Cuando brindar afecto o entregarte a otro se convierte en un arma que por alguna razón sientes que te ha de lastimar, esto significa que en esa relación algo está funcionando mal. Y no necesariamente es en la relación de dos, lo más seguro es que sea en la relación contigo mismo. 

 Puedes controlar todo aquello que das, pero no lo que recibes. Por eso es, que esperar de alguien específicamente, termina siendo doloroso, sobre todo cuando esperas sin ni siquiera haber sido correspondido de algún modo. 

El único amor que nos pertenece es "el amor propio", porque el que nos dan otros  es prestado mientras ellos  así lo decidan.  Amarte a ti es simplemente importante porque es probable que en algunos momentos o instantes de tu vida sea el único amor que recibas. Amarte no tiene precio,  y si lo tuviera, ningún mortal podría pagarlo nunca en su vida. Amarte a ti, es y será la mejor inversión que hasta ahora has hecho y harás en tu vida.

Cuando empieces a amar comprendiendo que ese amor a quien más beneficia es a ti, entonces tu entrega aunque no sea valorada, siempre cumplirá su fin. Ama comprendiendo que eso es una gran bendición para ti. Si "amas" y te sientes infeliz es mejor que hagas un alto porque lo más importante o principal no está sucediendo para ti. 
Al final comprenderás que amarte y amar termina en un mismo lugar. Que amar se convierta en una acción que te ayude a ser cada día mejor. 

A continuación te dejo algunas de las frases que he dejado plasmadas viviendo la experiencia de amarme amando a otro. 

Si me alejo no es por desamor, simplemente he comprendido mi propio valor.

 He aprendido a valorar tu olvido porque eso me ubicó en un lugar donde mucho amor y compresión logré hallar. 

Cada sueño perdido contigo fueron intensas realidades que más tarde otros supieron aprovechar para hacerme volar. 

Y todos aquellos ratos de indiferencia que solías regalar, se llenaron con presencias que ahora me abrazan sin parar. 

Todo aquello que te di y no valoraste, está retornando a su lugar de origen. En pocas palabras regresa a mi y ahora multiplicado. 



viernes, 11 de abril de 2014

Dejarse amar...

Recibir el amor a veces suele ser más difícil que darlo. Venimos tan acostumbrados a creer que no lo merecemos que cuando está ante nuestros ojos o nos negamos a verlo o simplemente nos resistimos a aceptarlo.
  
Quizá a muchos se les condicionó el amor en sus primeros recuerdos infantiles. Necesitabas complacer o congraciar a tus progenitores o cuidadores para mantenerlos a gusto o "felices". La mayoría de nosotros hemos recibido el "amor" bajo condiciones, entonces, cuando se nos presenta libre de éstas nos cuesta digerirlo o procesarlo. 

No procesar adecuadamente el amor tiene sus implicaciones. 
Nos mantenemos en un ciclo sin fin de no sentirnos lo suficientemente amados cuando la realidad es que no estamos sabiendo recibirlo porque estamos agujereados y se nos está colando. Y generalmente en esa coladera queda lo doloroso y el amor que suele ser limpio y ligero suele escapar y pasar desapercibido. 

Dejarse amar no solo es saludable es una acción que demuestra autovaloración y amor propio. Dejarse amar te dejará libre de menos sufrimiento y de malestar físico y psicológico.  Dejarse amar te ayudará a percibir el lado más sensible y auténtico del gremio humano.