sábado, 13 de agosto de 2016

Un hijo...

Prepara a tus hijos para que no te necesiten. Dale recursos emocionales para que se auto-descubran y sepan de lo que pueden ser capaces.

Los hijos que la vida te ha concedido no son tu propiedad, ellos no son cosas que te pertenecen, pero es tu responsabilidad hacerlos libre.

Un hijo es otra oportunidad de creer en un mundo mejor, un hijo es aroma de esperanza...es la herencia o la deuda que dejas al planeta.

Un hijo educado en el amor es un recurso insustituible para movilizar positivamente el planeta que se nos ofreció.

Un hijo es un arma de doble filo...de ti depende que filo utilice. Dedica tiempo y energía para educarlo.

Ama a tu hijo en la acción, deja que se exprese y se muestre con la misma devoción que tú sembraste en su corazón.

Un hijo es huella perenne. Un hijo es el aliento de un ángel. Un hijo es un texto lleno de retos y sueños realizables.

Un hijo también te educa. Un hijo tiene la fuerza potencial para indicarte en algún momento tu error y entonces puedas rectificarte.

Ser padre es una tarea donde serás maestro de los discípulos que mas temprano que tarde han de superarte.

Un padre puede dar su tarea concluida cuando el hijo sabe superarlo y aún le respeta con amor y gran admiración.

jueves, 5 de mayo de 2016

A cuenta gotas... Parte II

Tanto tiempo buscándote en lo deseado, feliz por tu llegada y adolorida por la partida, así por mucho tiempo creí y viví,
cuando la verdad es que hay una fuente ilimitada y abundante dentro de mí.  

Hoy después de algunos años me reconecto con ella y por fin nada ni nadie la mueve o motiva, es fascinantemente fluida, tan hermosamente sensual en su soledad, repleta de vacío, increíblemente flexible apacible y feliz. 

No hay manera de no sonreír, es incontrolable 
Sin duda, vale la pena vivir...

Nada tangible ni visible ni oloroso me lleva hasta ti, no hay pasión que me arrastre fuera de mí, es un vacío tan libre, sin comentarios ni juicios, sin culpa ni miedo a sentir. 

Puedo amar sin distinguir, sin hacer diferencias o poniendo nombres, sexo o etiquetas. 

Se desprende el velo descubriendo el rostro que alguna vez las divinas circunstancias dibujaron en mí. 
Será fácil acostumbrarse a vivir así...


domingo, 17 de abril de 2016

A cuenta gotas... Parte 1

Te amé dormida, pero también te amé atenta y presente. 
Recuerdo cuando la alegría de reconocerte anclaba mi vida sin precedente. 

No llegué nunca a tu vida, aunque al parecer hubo despedida. 
No te inquietes, no era importante ni que llegará ni que me fuese. 
Yo justifico y agradezco tu silencio, aunque me duele. 

¿Recuerdas cuando mis ojos se inundaban de amor? 
Quizá no...
Quizá lo que más recuerdes sean las lágrimas que mi vida despilfarró, 
Aquellas que incomodaban tu frialdad y humedecían la indiferencia que te caracteriza. 

No supe cómo conducir el amor que por mi sangre corría, no supe detenerlo a tiempo y entonces se desbocó por aquel precipicio donde alucinante creía te encontrabas vos. 














 

jueves, 24 de marzo de 2016

MI DIARIO. Meditación #13

La madurez espiritual es ese proceso que comienza cuando una persona acepta que está en crecimiento y conscientemente procura éste. 
Promover tu crecimiento, exponerte para crecer, trabajar en él con el propósito de superarte a ti mismo. 

Es un trabajo bastante personal e íntimo, pero sin nada de egoísmo. En pocas palabras, asumiendo que no se es el centro, pero si parte esencial del TODO. 

Crecer espiritualmente no es una carrera contra nadie, por lo tanto, no son necesarias las comparaciones y tampoco hay ganadores ni perdedores. Tampoco habrá quien sea más importante que el otro, cada parte tiene su relevancia. 

Eso es fácil de comprender si realmente asumimos que no estamos aislados o separados y que somos parte del TODO. 

Imagina un cuerpo (un sistema) que funciona gracias a la cooperación de muchos órganos y de repente el corazón o cualquier otro órgano  diga que trabajará para sí solo (eso tendría poco sentido lógico y funcional) ninguno podría sobrevivir ni cumplir su función si no es sustentado por todo lo que forma el sistema. 

En mi manera de entender la vida comprendo que no soy el centro y que no busco mi superación o el cumplimiento de mi propósito para mantenerme o sostenerme a mí misma. Reconozco profundamente que soy parte de ese todo y que el trabajo por madurar espiritualmente es valioso no solo para mí, lo que hago, pienso o siento afecta a un sistema, a un todo. 

El proceso de maduración espiritual no tiene un atajo y suele ser lento porque prácticamente no nos educan para ello. 

Qué padre o maestro le pide a sus hijos o discípulos detente, deja la prisa, respira, escucha y está atento a tu cuerpo, observa el fluir de tus pensamientos, percibe lo fluctuante de tus emociones y luego decide cómo actuar, qué hacer. 

La mayoría de nuestros guías sugerirán un camino, y lo más seguro es que si no lo sigues dirán que eres "desobediente", "rebelde", de poca fe, etc. 

Yo no creo en la obediencia a ciegas y así estamos casi todos. Dormidos, ciegos, desatentos, en desconocimiento de nuestra naturaleza interna, inconscientes, en pocas palabras, sufriendo...

Y es que cualquier pendejada nos agobía:

"No tengo dinero para viajar o comprar un par de zapatos marrones"
"Mi jefe me mira feo, parece que me discrimina" 
"Tengo mucho que limpiar, que horror pasar el día lavando platos" 
"Mi esposo tiene otra."
"Mi hijo se porta mal en la escuela."
"¡Que terrible! Mi carrito tan viejo y ni pan puedo hoy comprar" 

Y paremos de contar, son demasiadas y sería una gran pendejada seguir escribiéndolas. 
Cada uno conoce sus propias pendejadas...

Si iniciáramos nuestro proceso de maduración espiritual seríamos muy obedientes a nuestra voz interior. No a esa que nos fabricaron en casa o en la sociedad. 

 Esa voz de la que hablo es tan única, tan personal, solo tú puedes descubrirla, develarla, desempolvarla; porque ha estado allí, pero desde muy chicos no las callan. 

Tu función, tu propósito está en tu fuero interno y allí arde y dicta sus directrices. 

Quizá por ello es que algunos hablan tanto del silencio y de lo importante que es callar esas voces que no nos pertenecen y que lo que hacen es desvirtuar nuestra naturaleza, confundirnos, enfermarnos y desviarnos del camino. 

Ahora, ¿Cómo sabes que no te pertenecen? 
Porque  sufres y vives en drama cuando las escuchas o las sigues. 


lunes, 21 de marzo de 2016

MI DIARIO. Meditación #12

La mayor tentación y en la que caemos con más frecuencia es postergar, dejar para después y ese "después" suele no llegar. 

Somos expertos en comprometernos en decenas y decenas de asuntos para no responder a la mayoría de ellos. 

Nos comprometemos energéticamente a tanto y luego no sabemos el porqué ni siquiera nos detenemos a preguntarnos:
¿Por qué voy tan aprisa?
¿Por qué voy hacia un propósito y termino haciendo otro o nada? 
¿Por qué casi todo lo que quiero iniciar se estanca? 
¿Por qué me siento tan cansado? 

Nos comprometemos como robots de forma automática, sin consciencia de lo que eso implica en nuestras vidas y en la de otros. Y luego cuando estamos hasta el cuello ya casi ahogados, preguntamos o decimos: 

"¿Qué hago aquí?"
"Esto que hago no me gusta"
"Esto no es lo que yo quería" 
"Esto no es lo que yo imaginaba"

A veces nos llenamos de tantos compromisos "pequeños" que parecieran "poco importantes", pero nuestro cerebro los va almacenando y si no les damos respuesta van generando un espacio que nos consume, nos cansa, nos pesa. 
Se genera un estrés que nos hace ir muy aprisa sin ni siquiera reconocer su causa. 

Lo más absurdo de todo esto es  que creemos que por ir a prisa somos más productivos, cuando la verdad es que somos mucho más ineficientes e improductivos. 

Si nos damos el permiso de detenernos en cada cosa que nos hemos prometido hacer o hemos prometido a otros, nos asombraríamos no solo por lo mucho que lo hacemos, sino por lo poco que cumplimos. 

Esos pequeños compromisos tales como:
-Leer un capítulo diario de un libro. 
-Una invitación pendiente con un amigo para tratar un asunto personal. 
-Limpiar un archivo con viejos papeles. 
-Llevar un recado. 
-Una llamada telefónica que devolver, etc...

Como nos parecen "poco importantes" entonces vamos posponiendo y así se van acumulando y generando un espacio considerablemente valioso en nuestro cerebro. Es allí cuando solemos decir y convertir en frase célebre de nuestra vida el  "NO TENGO TIEMPO". 

Ese "NO TENGO TIEMPO" es en pocas palabras, TENSIÓN, por justamente andar en automático, desatento y desenfocado.

Y la pregunta maliciosa para mí y para ustedes es: 

¿Y si así somos en lo pequeño, en lo fácil y rápido de ejecutar?  
¿Qué nos queda para lo más grande, para esas responsabilidades a las que les decimos que si y son de envergadura?  
Por ejemplo:
-Edificar una familia. 
-Mantener y alimentar el amor en una   relación  de pareja. 
-Trabajar internamente para mejorar. 
-El compromiso ciudadano, político o social. 
-El cuidado de la Salud. 
-EL PROPÓSITO DE VIDA. 

Cada día de nuestra vida somos tentados a dejar de lado nuestros pequeños y grandes propósitos, pero esa tentación es una oportunidad de crecer.  

El trabajo importante aquí es mantenernos atentos en cada cosa que nos comprometemos. Si llega el impulso de hacerlo, detenernos y reflexionar si realmente eso es lo que quiero. 

Si ya estamos comprometidos, entonces, es buen momento de hacer una lista diaria, semanal o mensual de asuntos pendientes e ir marcando o sacando cada uno de los que vamos logrando. 

Es asombroso como en la medida que vas logrando cumplir esos pequeños propósitos vas cargándote de una energía física e interna fabulosa, que te empuja a seguir cumpliendo, cerrando, finalizando cada asunto pendiente. 

Lo más complicado en esto es cuando nos autoengañamos, y sin cumplir con lo pasado creemos que "asumimos con responsabilidad" cualquier asunto en el presente. 
Ojo amigo: 
LO QUE ESTÁ PENDIENTE, PENDIENTE QUEDA.  
Ahora, tenemos la opción de sincerarnos y decidir sacar de nuestra lista aquellas cosas con las que realmente sabemos no queremos o no podemos comprometernos en el presente. 

Cuando nos fortalecemos en lo pequeño nos adentramos a un mundo medio saboreado, pero muy poco conocido entre nosotros: EL COMPROMISO CONSCIENTE. 

El cumplimiento de los "pequeños" compromisos, esos que creemos "poco importantes", nos revela que en nosotros hay una atención más sostenida y desarrollada. 

Estate atento en lo pequeño, en lo simple, así estarás despierto para el logro o la superación de lo más complejo, de lo grande. 

Enfócate y que cada asunto "poco importante" en el que te comprometas esté asociado directa o indirectamente a tus grandes propósitos. 



   


viernes, 18 de marzo de 2016

Ya son 21 años...

Con cuantas ansias e ilusión te esperé, 
cuántos dibujos diseñé...
Supe tu nombre y tu sexo mucho antes de aquel mágico anuncio donde te hiciste reconocer. 
Y aunque no lo recuerdes estás en mi vida desde mis 21 años, y encarnaste tres años después. 

Me has acompañado desde aquel entonces, y hasta tu padre biológico me llevaste.
 Nos elegiste, fuimos tu canal y nunca dude ni me resistí a tu elección. Le dije SI a tu presencia energética, a tu extraña forma de cobijo y protección. 

Recuerdo aquella luz de color celeste que en aquella casita de montaña se encendió,
cuando fuiste fecundado en medio de mucha paz y amor. 

Pronto supimos que estabas en mí y aunque tuve unos minutos de miedo, luego la valentía y el amor se apoderaron de mí. 

Disfruté cada semana y cada mes que viviste dentro de mí, y meciéndome en una hamaca  te leía,  te cantaba y la música de Vivaldi nos conectaba. 

Hacíamos yoga matutina y bailábamos un tiempo de vals cada mediodía, yo abrazaba mi vientre, ahí descubríamos juntos la felicidad en aquella sencilla y tierna intimidad. 

Se acercaba con lentitud el día de tu llegada, yo tenía ansias de verte, tocarte, y fuera de mi arroparte y alimentarte. 
Tú llegada aquel 18 de Marzo de 1995 fue una bendición no solo para mí y para todos los que te esperaban llenos de amor, alegría y esperanza. Hijo querido,  eres una bendición para este mundo que a veces pareciera te aturde o empaña. 


Eres un fervoroso amante de la paz,
 la bondad se desborda en tu mirada
 y en tu alma vieja y sabia. 

Me gusta que no uses etiquetas en tus búsquedas internas, que no juzgues ni te juzgues con dureza e inconsciencia.
 
Eres un Ser que me ha dado lecciones de paz y amor, sabes como decir cada cosa y que mi corazón no sienta ni una pizca de dolor. 

Ha sido tan fácil educarte que a veces creo que naciste bañado en virtudes y dones para los que no sé si en esta vida he cooperado. 

Nuestra conexión es más antigua que nuestras edades sumadas y multiplicadas. 
Persigue tus sueños sean cuales sean, se tú mismo siempre en cada lugar que llegues y en cada circunstancia que te toque vivir. 

Eres mucho más fuerte y grande que cualquiera de tus miedos, es más, ellos son ilusión y falsedad, en cambio tú eres la verdad. 

Hijo... 
No me cabe el amor dentro de mí, por eso hoy te escribo y me gustaría que se impregne tu hermosa alma de felicidad y alegría. 
Alegría por existir... Alegría por otro año más de vida. 

¡FELIZ CUMPLEAÑOS SALOMÓN!

martes, 8 de marzo de 2016

¡OH LUNA NEGRA!


Son días para oscurecer,
envuelta como capullo  
 se aquieta mi ser,
poco a poco  me oculto y 
ya nadie me verá padecer. 

¡Oh Luna Negra!
 ¿Cuánto tengo que esconder?
Fuiste mi única cómplice,
 a ti jamás te mentiré. 

En esta oscuridad 
es difícil no recordar,
aquellas miradas despiadadas  
que tanto me hicieron llorar. 

Este silencio sagrado
 que me abriga a tu lado, 
no se parece al silencio maldito 
de aquel que por cobarde 
o indiferente se mantiene calladito. 

¡Oh Luna Negra!
Contigo puedo dejar partir todas mis penas.  
Tú me abrazas, me besas 
y  a cada una de ellas te llevas. 

Y a ti Luna Llena, tengo que reclamarte tu falta de consideración y delicadeza.
Aquellas noches sin tu presencia 
me arrebataron los sueños 
con un par de sentencias. 
Es cierto que no morí, 
pero hoy a cada una de ellas 
voy a darle fin. 

Mi Luna Negra, tú estás de nuevo aquí
y no vacilo en esconderme junto a ti. 
Se renuevan mis motivos 
 y hoy puedo volver a escribir.  

¡Oh Luna Negra!
Quisiera que tu misteriosa magia 
se apoderara de mi, para no extrañar esas promesas falsas e ilusiones que nunca he vivido y no voy a vivir. 
Simplemente no son para mí... 
Yo vine por la verdad 
y por ella hasta mi vida he de dar. 


Escrito por Ana Isabel Parra D.